Dos amigos están hablando de sus planes para el futuro:
– Yo lo que tengo ganas es de encontrar una novia y casarme, pero el problema es que las chicas con las que salgo no le gustan a mi madre.
– Pues busca una que se parezca a tu madre.
– Ya lo hice, pero no le gustó a mi padre.

Un amigo le pregunta a otro:
– ¿Cómo te fue en la cena en casa de tu novia?
– Bien, muy bien. Fíjate que les caí bien a mis suegros, a mis cuñados, a sus tías. El único que me miraba mal era su marido.

Un hombre llama a su casa y pregunta a su criada:
– María, ¿Ha llamado algún imbécil?
Y ella le contesta:
– No señor. Es usted el primero.

Encuentran dos amigos y uno le dice al otro:
– Vengo del médico.
– ¿Qué te ha dicho?
– Me ha quitado el alcohol, el tabaco…
– ¿Tú vienes del médico o de la frontera?

Un avión cae en picado.
Un pasajero se despierta y pregunta a la azafata:
– ¿Vamos a tomar tierra?
– ¿A tomar tierra? ¡Te vas a hartar de tierra!

Tío, me he aprendido la guía telefónica de Madrid.
– ¿De memoria?
– No, si te parece razonándola.

Están dos amigas en la discoteca, apartadas en una esquinita, a lo que llega un tío y le dice a la más guapilla (la otra era un poco fea):
– Oye, ¿bailas?
– ¡NO!
– ¿Y eso?
– "ESO" es mi amiga y tampoco baila.

Tío, me han robado la cazadora de cuero que me vendiste el otro día.
– Ya te dije que era de las que se llevaban.

Mira, una piedra preciosa.
– Pero si es un ladrillo.
– ¿Qué pasa? A mí me gusta.

Dos amigos están en la ópera y uno dice:
– ¿Éste sí es un cantante de primera fila.
– Tienes razón porque en la segunda casi no se le oye.

Camarero, ¿Tiene ancas de rana?
– No señor, es el reuma que me hace andar así.

Entra un borracho en un bar y grita con voz destemplada:
– ¡Feliz año nuevo!
A lo que el camarero le responde:
– Pero si hoy es 13 de Junio.
Y el borracho exclama:
– ¡Cómo va a estar mi mujer de enfadada cuando llegue a casa!

Dos animales en el bosque:
– ¿Tú qué eres?
– Soy un perro – lobo.
– ¿Y eso?
– Porque mi padre era un perro y mi madre era una loba ¿y tú?
– Un oso – hormiguero.
– ¡Anda allá!

Doctor, me duele esta pierna.
– Eso es cosa de la edad.
– Pues esta otra pierna tiene la misma edad y no me duele.

Una hormiga y un elefante ante un juez. Éste les pregunta:
– ¿Ustedes quieren casarse?
Y la hormiga responde indignada:
– ¡Tenemos que casarnos!

Un hombre en un coche grita desaforadamente:
– ¡Arranca estúpido coche, arranca ya!... Muy bien. Tú ganas. ¿Sabes qué te digo? Que hasta que no arranques no te echo gasolina.

Después de examinar a un paciente que es un alcohólico crónico, el médico le dice:
– No encuentro la razón de sus dolores de estómago, pero, francamente, creo que esto se debe a la bebida.
– Bueno, entonces volveré cuando usted esté sobrio.

Habiendo marcado equivocadamente un número telefónico, al comunicarse a larga distancia, una señora pregunta en tono angustiado:
– ¿Ha llegado ya Julio allí?
Una voz profunda respondió:
– No señora..... no sé de qué parte del mundo llama usted, pero aquí todavía estamos en abril.

¿Tienen zapatos de cocodrilo?
– No, caballero, lo siento.
El hombre mira hacia el suelo y exclama:
– Lo ves, cocodrilo, no hay zapatos para ti.

Un hombre camina por la calle con un pingüino. Se encuentra con un amigo y éste le pregunta:
–¿Dónde vas con ese pingüino?
El otro hombre le explica:
– Es que me lo han regalado y no sé qué hacer con él.
– Pues llevarlo al Zoo.
– ¡Buena idea!
Al día siguiente se vuelven a encontrar y el hombre sigue con el animal.
–¿Pero no te dije que lo llevaras al Zoo?
– Ayer lo llevé: al Zoo y hoy lo llevo al cine.

¿Sabes? He grabado un disco.
– Sí, ya lo he comprado.
– ¡Ah! Fuiste tú.

Un argentino:
– ¿El vuelo de Buenos Aires a qué hora llega?
– Perdone, pero ese vuelo viene demorado.
– ¡Ché! Bonito color, pero ¿A qué hora llega?

Camarero, ¿Tienen pato salvaje?
– No, pero si quiere le cabremos el pollo.

¿Sales minerales?
– No, estoy castigado.

Un hombre coge el teléfono:
–¿Diga?
–Te llamo por la segadora.
–Pues que bien se te oye.

¿Me das un cigarro?
– Toma.
– ¿Tienes más?
– No, tengo menos.

Doctor, vengo porque mi mujer dice que no sé decir Federico.
– Pues lo dice usted muy bien. Váyase y no se preocupe.
El hombre vuelve a su casa y le dice a su mujer:
– María, abre el federica y tráeme una cerveza.

En un juicio dice el fiscal:
Miren al acusado, su mirada torva, su frente estrecha, sus ojos hundidos, su apariencia siniestra.
Y el acusado interrumpe:
Pero bueno, ¿Me van a juzgar por asesino o por feo?

Estaban dos niños cada uno con una peonza y uno le dice al otro:
– A ver, baila la peonza.
Y el otro le contesta:
No sabo.
No se dice "no sabo" se dice "no sepo".
En ese momento una señora estaba escuchando la conversación de los niños y les dice:
No se dice ni "no sabo " ni "no sepo".
Los niños le preguntan:
Entonces, ¿Cómo se dice?
La señora les contesta:
No sé.
Y los niños le dicen:
Entonces, ¿por qué se mete en lo que no le importa?

Se encuentran dos vampiros. Uno de ellos tiene la boca llena de sangre, y el otro le pregunta:
– ¿Dónde has encontrado tanta sangre?
– ¿Ves aquel muro de allí?
– Sí.
– Pues yo no lo vi.

Resulta que a un famoso guitarrista le propusieron ofrecer un concierto en algún país de África, y aceptó. A tiempo cogió el avión y cuando sobrevolaba la selva éste se estrelló en medio de la selva, sólo sobrevivieron el guitarrista y su guitarra. Al rato, se le acercó un león con cara de hambriento y luego otro y otro.

En ese momento se acordó de que había leído que la música calmaba a los animales, y muy nervioso se puso a tocar una canción. Los leones se calmaron y acostaron a su alrededor, y el músico se tranquilizó pensando que se había salvado de morir, cuando de repente, de entre los árboles. Salió un león furioso y se comió al guitarrista, y uno de los primeros leones le dijo a otro:
¿Ves? ¡Te dije que el sordo, nos iba arruinar el concierto!

El Coronel da una orden al Comandante:

Mañana a las nueve habrá eclipse de sol, la cual no ocurre todos los días.
Haga salir a mis hombres al patio, en traje de campaña, para que vean ese raro fenómeno, y yo les daré las explicaciones convenientes.
En caso de lluvia no podremos ver nada.
Entonces llevará a los hombres al gimnasio.

El Comandante transmite la orden al Capitán:

Por orden del señor Coronel, mañana a las nueve habrá eclipse de sol.
Si llueve, cosa que no ocurre todos los días, no se podrá ver el fenómeno al aire libre, y entonces, en traje de campaña, tendrá lugar el eclipse en el gimnasio.

El Capitán dice al Teniente:

Por orden del señor Coronel, mañana todos los hombres en traje de gimnasio estarán a las nueve en el patio del cuartel, para asistir a la inauguración de un eclipse de sol.
Como este fenómeno ocurre todos los días, forme a los hombres con la debida anticipación, pues el señor Coronel en traje de campaña dará las órdenes de si llueve o no.

El Teniente al oficial de semana:

Mañana, a las nueve, el señor Coronel en traje de campaña eclipsará al sol.
Si llueve, como suele ocurrir cuando este fenómeno se presenta, mandará hacer gimnasia en el patio y sin dar explicaciones a nadie.

El oficial de semana al Brigada:

Mañana, a eso de las nueve, tendrá lugar el eclipse del Coronel en traje de campaña.
Como esto no ocurre todos los días, parapete a los hombres en el gimnasio y sitúe uno en la puerta hasta que el fenómeno haya desaparecido.

El Brigada al Sargento:

Mañana a las nueve el Coronel en traje de gimnasia con condecoraciones dará las explicaciones necesarias de cómo deben comportarse los hombres en campaña, cuando haya eclipse de sol.
Como esto no ocurre todos los días, los hombres en traje de lluvia saldrán al gimnasio para escuchar a tan raro fenómeno.

El Cabo a los soldados:

Mañana a las nueve y en traje de campaña todo bicho viviente estará formado en el patio del cuartel junto al gimnasio.
El señor Coronel, sir dar explicaciones a nadie, hará llover hasta que todo el mundo se haya eclipsado.

Los soldados entre sí:

Parece ser que mañana a las nueve y sin dar explicaciones a nadie van a encerrar veinticuatro horas al Coronel en el gimnasio.
Todo viene porque cuando estuvo en campaña no quería hacer gimnasia los días de lluvia.
¡Lástima que esto no ocurra todos los días!

En una casa vivía un matrimonio ya maduro, campesinos muy pobres, pero felices y de muy buen carácter. No tenían más bienes que les costaba mucho, porque el animal se alimentaba con los pastos del camino. De pronto pensaron que podían cambiarlo por otra cosa que mejor sirviera.

Llegado el día de mercado, la mujer dijo a su marido:
Lleva el caballo.
Tú veras si lo puedes cambiar o si te dan algún dinero por él. Lo que hagas, estará bien hecho.
Avanzaba despacio nuestro campesino por la carretera. En eso, vio venir a un mozo que traía una vaca.

"Esa vaca", pensó, "debe dar buena leche". Y dirigiéndose al mozo, preguntó:
¿Quieres hacer un negocio? Aunque mi caballo es mucho mejor que tu vaca, te lo doy a cambio, porque a mi no me sirve.
¿Aceptas?
El muchacho se rascó la cabeza, lo pensó y dijo que sí.

Poco después el campesino se encontró con un hombre que llevaba una oveja.
Oye, amigo – le dijo. Te ofrezco mi vaca a cambio de tu oveja.
El otro aceptó en seguida. Y nuestro campesino se fue, camino adelante, muy satisfecho con su oveja, que no costaría tanto mantener como una vaca. Así se cruzó con un hombre que traja una hermosa gansa entre los brazos.
¡Preciosa gansa llevas!
¡Qué gorda!

Mientras decía esto, no hacía más que pensar en la alegría que le daría a su mujer tener aquella gansa.
Amigo, ¿quieres que hagamos un cambio? Te doy mi oveja por tu gansa.
El otro aceptó en seguida, y el campesino siguió su viaje. A la entrada de la ciudad estaba la casa de un hombre que cobraba el impuesto. En su huerto vio nuestro labrador una gallina atada. El campesino se acercó a la puerta donde estaba sentado el hombre, y mostrándole su gansa le propuso hacer un cambio. Le gustaba tener una gallina: no da ningún trabajo y pone huevos.
¡Buen negocio!

Pues por mí – dijo el hombre, – no hay ningún inconveniente. La gallina es tuya. Dame la gansa y trato concluido.
El campesino estaba loco de contento. ¡Menuda sorpresa se llevaría su mujer cuando viera la gallina, y cuando supiera en cuantas cosas se había transformado el caballo! El buen hombre estaba cansado y decidió detenerse en la posada. Cuando iba a entrar vio salir al mozo de la posada una pesada bolsa, y le preguntó qué llevaba.
Son manzanas pasadas que voy a echar a los cerdos – le contestó.
¡Manzanas!

¡Tú no sabes cómo le gustan a mi mujer las manzanas!
Pero no tenemos suerte. Nuestro manzano no dio el año pasado más que una sola, y la pobre vieja la tuvo guardada en al armario hasta que se pudrió.
¿Te imaginas la contenta que se pondría con todas éstas?
Pues dime cuanto das – dijo el mozo.

¡Ah!
¿Me las darás? Pues te las cambio por esta hermosa gallina. El mozo aceptó y el campesino la gallina por la bolsa de manzanas.

En un curioso libro titulado “La galantería española”, publicado en 1848, se cuenta que entre las costumbres galantes de la Edad Media, cuando, en la mesa, un caballero quería declarar su amor a una dama, tomaba con el tenedor dos aceitunas o dos garbanzos y se los daba a la señora de sus pensamientos. Si ésta tomaba el tenedor y con la boca cogía una aceituna o un garbanzo, y le devolvía el tenedor con el otro comestible, que debía engullir el caballero, equivalía a contestarle:
Yo también le amo.
Y si la dama comía las dos aceitunas, quería decir:
Lo pensaré.
Si dejaba en su plato los comestibles, devolviendo el tenedor para comerlos con el suyo, expresaba:
No se moleste usted. No puedo corresponderle.

Carlos va los sábados al pueblo a ver a los suyos y regresa a la capital el lunes muy temprano para llegar a tiempo a la oficina. Los suyos, como él dice, son siete- su señora, cinco niños y la mamá de su señora. La señora se llama doña Encarnación y es gorda, los niños son todos largos y delgaditos y se llaman- Luis (diez años), Encarnita (ocho años), José María (seis años), Laurentito (cuatro años) y Adelina (tres años). La mamá de su señora se llama doña Adela y, además de gorda, es coqueta y exigente...

Durante la cena Carlos propone ir a la romería al día siguiente. A todos los familiares les gusta este provecto. El cabeza de familia está contento. Después de la cena todos se acuestan pronto para estar bien frescos y descansados  al día siguiente.

Carlos, después de cenar, se sienta en el jardín a fumar un cigarrillo y pensar en la fiesta. Lo hace todos los sábados por la noche... A veces piensa en otra cosa, en la oficina o en el campeonato de fútbol, por ejemplo.
Y llega el domingo. Doña Adela levanta a los niños y les da el desayuno. Doña Encarnación despierta a su marido.
- ¡Arriba, Carlitos!
- Pero, ¿qué hora es?
- Son las siete menos veinte.
- Pero mujer Encarna, déjame dormir, que estoy muy cansado...
- Nada...

A eso de las ocho menos cuarto, el cabeza de familia y los cinco niños no saben que hacer. Los niños se sientan en la escalera del jardín, pero doña Encarna les dice que van a coger frió, así sin hacer nada.
Carlos sube hasta la alcoba, quiere dormir un rato, pero ve que la cama ya esta hecha. Los niños andan sin hacer nada hasta las diez.

A las diez el cabeza de familia compra un periódico y una revista. Va a leer hasta el mediodía. Los niños no juegan y se portan muy mal.

El marisco no suele faltar en la cena y siempre se termina comiendo turrón y bebiendo cava o sidra.
Por la noche muchas familias van a la Misa del Gallo, una misa que se celebra a las doce da la noche. Al día siguiente es Navidad, otro día de fiesta y de reunión familiar.

El 28 de diciembre, se celebra el día de los Santos Inocentes. Ese día se gastan bromas de todo tipo. Colgar monigotes de papel en la espaldea es la inocentada por excelencia. Hay tiendas especializadas que venden artículos de broma como: tinta invisible, caretas de goma, etc.

En España es típico cantar villancicos, unas canciones populares que hablan de la Navidad. En Nochevieja, el 31 de diciembre, se celebra la llegada del nuevo año en familia en familia o con los amigos. Lo que no falta nunca son las doce uvas de la suerte, que se toman al mismo tiempo que el reloj de la ciudad da las doce campanadas.

Y la última fiesta navideña es el 5 de enero, día de los Reyes Magos.
Dice la tradición que esa noche, Melchor, Gaspar y Baltasar, los magos de Oriente, recorren las casas dejando regalos al los que han sido buenos y carbón a los que se han portado mal.

El día 6 por la mañana los niños encuentran sus regalos en los balcones y terrazas. Los Reyes Magos reglan las cosas que los niños lis piden en una carta.

Planta bulbosa originaria de Oriente, el azafrán fue introducido en España por los árabes. Sus estigmas proporcionan una famosa especia, cada vez más utilizada en la gastronomía moderna.

Externamente ofrece la imagen de filamentos parduscos y secos, o bien de polvo de color amarillo anaranjado.
Está muy bien considerado todo el azafrán que se cultiva en España, aunque también son famosas las variedades de Italia, Grecia o Irán.

En Tenerife se cultiva uno de los más apreciados.
Al ser su precio generalmente muy elevado, han aparecido una serie de sucedáneos, entre los que destacan la cúrcuma o azafrán de las Indias.

Desde la antigüedad al azafrán se le han supuesto todo tipo de propiedades, entre ellas valores mágicos y terapéuticos. Incluso fue muy empleado como perfume en el Renacimiento.

Su uso como colorante se ha mantenido hasta nuestros días. Por ejemplo,  Alejandro Dumas decía usar esta flor "para dar color a los pasteles, a los fideos y a la mantequilla ".

Forma parte de muchísimas recetas de cocina regional y en diferentes platos en los que es protagonista el arroz, como el "risotto" o el arroz al curry, así como la cocción de una serie de productos.

En cuanto a los dulces, también se utiliza para perfumar el arroz con leche y algunos brioches. En cocina el azafrán debe ser siempre incorporado a un plato liquido calentado previamente.

Al margen de la región levantina, en España son famosos también los azafranes de la provincia de Toledo y de algunos lugares de Extremadura.

El carácter trabajador, alegre y bullicioso de los valencianos, "vivos de ingenio, sutiles de discurso y agudos en inventar", como decía el P. Tarifa en 1755, les ha valido una bien ganada fama de gente aficionada a las fiestas.

El gran número que de ellas se celebran en Valencia, de índole religiosa unas o de naturaleza histórica otras, a lo largo y ancho de su provincia y durante todo el año, son una muestra más de la diversidad de sus comarcas.

Las Fallas es la fiesta por excelencia para los valencianos. Todos los años, las Fallas y la primavera parecen llegar juntas a Valencia.

La palabra falla es una mozarabismo derivado de la palabra latina "fácula" (antorcha), y la fiesta, una costumbre establecida por el gremio de carpinteros en siglo 13, de quemar lo inservible acumulado en el taller durante el invierno.

Hogueras festivas que pudieron tener sus orígenes más remotos en las "saturnales" romanas, convertidas hoy en monumentos de la más alta calidad artística, rebosando sátira socarrona.

Fiestas declaradas de interés turístico internacional, que hacen de Valencia durante la semana fallera, 12 al 19 de marzo, una ciudad peatonal, porque la fiesta hay que vivirla en la calle.

Desde la "despertá" a la tradicional "crida", la Exposición del Ninot, la Cabalgata del Reino, la Ofrenda de Flores a la Virgen y la espectacularidad de los fuegos artificiales, hasta esa caja de resonancia que son los "casales falleros", en los que no faltarán los buñuelos, protagonistas de la gastronomía festiva.

Tras la "Nit del Foc", la apoteosis, que llega el 19 de marzo con la "cremá".

Carmen Maura interpreta a una abuela en la película "El sueño de Valentín", del director argentino Alejandro Agresti. Una historia tierna y dura basada en la vida del director.

¿Tiene algo de abuela de Valentín?
La entendía muy bien, pero no me parezco en nada. No sé cómo sería si no tuviera dinero para alimentar a mi nieto, si estuviera enferma... Sólo sé que no dejaría llegar a ese punto de irresponsabilidad a mi hijo.

¿Es tan especial Agresti como dicen?
Es una mezcla de niño pequeño y tío genial. Llega una mañana y decide que pasa de los veinte coches de época y los cincuenta figurantes que ya estaban preparados, ¡es increíble!. Pero a mí jamás me dijo nada.

¿Será que se le dan bien los ególatras...?
Cuando digo que sí a un director, voy a obedecer. Ellos se llevan las insignias, y yo trabajo de corazón. Es mucho más práctico.

Ya así ¿ha conseguido hacer el papel de su vida?
He hecho papeles divinos, pero nunca he creído en el papel de mi vida. No soy muy ambiciosa, nunca soñé con la fama, sino con divertirme interpretando. Si no se hubiera roto mi grupo de teatro amateur, hubiera seguido siempre ahí y tan contenta.

¿Echa de menos algo de España cuando está fuera?
¡Ay!, muchas cosas. Echo de menos nuestro sentido del humor y el que no importe tanto decir una tontería. Pero me gusta que fuera no den por hecho que todo lo voy a hacer bien y que me los tenga que ganar.

¿Se considera usted sobre valorada en su país?
No, me encanta que me mimen. Es mucho más fácil hacer un papel cuando todo el mundo da por hecho que no vas a meter la pata, y eso aquí me pasa siempre. Si algún día escribo algo, será: Pequeños trucos para estar en un plató.

¿Orgullosa de Almodóvar?
Cuando me enteré, estuve todo el día chuleándome. De todo lo que le ha pasado hasta ahora, no me sorprende nada. Sabía que iba a llegar lejísimos- pero un Oscar al Mejor Guión hace historia.

¿Volvería a trabajar con él?
Si, pero le daríamos tanta importancia y haríais tantas preguntas, que tendría que ser un papel superespecial y divertido.

¿Qué pasó con la obra de teatro "El graduado"?
Tenía que renunciar a tres películas preciosas, y aunque el teatro me apetece mucho, el cine me divierte tanto...

¿Y la transforma?
Si, es como una especia de esquizofrenia. Pero luego en mi vida privada soy todo lo contrario, solitaria, tímida, callada y poco sociable.

Jimmy Vidales, 1,10 metros frente al toro.

La vida de este colombiano cambió cuando, a los 20 años, conoció a los miembros de la compañía El Bombero Torero. Decidió abandonarlo todo y unirse a ellos.

Desde entonces, recorre España y Latinoamérica ganándose la vida como matador de toros en un espectáculo cómico.

“Aquí encontré, sin buscarlo, un lugar adecuado a mi tamaño”. Hace cinco años que vive con una mujer de estatura normal y afirma que, aunque tuviera hijos enanos, no recurriría a la cirugía que permite estirar los huesos.

“Reparar significa que algo está mal, pero ser pequeño no es una enfermedad. Yo soy pequeño, pero estoy entero y soy fuerte”.

Es tan alto como una banderilla. Como muestra su traje de plata y oro, Jimmy, de 35 años y 1,10 metros de estatura, es un matador enano. Pertenece a un mundo paralelo al de los espectáculos taurinos tradicionales, el de la corrida cómica. Este bufón del estoque es valiente y orgulloso.

“No me gusta el término enano, prefiero el de persona de tamaño pequeño”, matiza.

Cuando tenía 20 años abandonó su Colombia natal y a una familia de comerciantes convencional para unirse a la cuadrilla española de los enanos toreros, que conoció cuando realizaban una gira por su país. El nombre de esta compañía es El Bombero Torero y se ha convertido en la más famosa de Europa.

“A esta nueva familia me han unido otros lazos más fuertes que los de la sangre”, dice Jimmy. Y es que todos sus miembros comparten un destino común que los lleva de una ciudad a otra y desemboca siempre sobre la arena en la que realizan su espectáculo.

“En tiempos de los grandes de España, los de tamaño pequeño eran considerados bufones, pero, a menudo, también tenían el estatus de consejeros y, a veces, de agentes secretos, dispersos por todas las cortes de Europa. Porque, entre otras cosas, se consideraba que dábamos buena suerte”, explica Jimmy para continuar aclarando que actualmente las personas pequeñas han dejado de despertar curiosidad.

“Lo máximo que cosechamos por la calle son miradas de rechazo o ignorantes, así como la sonrisa generosa de los niños”.

Familias enteras se instalan en las gradas de la plaza de toros para disfrutar del número cómico. Este fin de semana el espectáculo tiene lugar en la localidad de Getafe, a las afueras de Madrid.

La gente permanece estupefacta mientras sus miradas se clavan en los nueve enanitos. Otras miradas, como la mía, parecen avergonzadas por las burlas de algunos de los presentes. Han venido a ver a los enanos toreros para reírse.

En medio de la fiesta acrobática, mientras trazan curvas en al aire y saltan sin parar en todos los sentidos, los enanos toreros miman los gestos de la corrida. La tauromaquia burlesca. Es el espectáculo del falso matador que, subido en los hombros de un compañero, porta una pequeña espada en la mano.

Sobre la arena también están los picadores de pacotilla, disfrazados, que forman un todo con el caballo malicioso que desafía al toro. Parecen llenos de miedo y de angustia y el público ríe alborotado mientras les ve huir en todas direcciones. Sale el becerro, de uno o dos años, y comienza el combate en la arena. En este momento Jimmy hace su entrada. Es la estrella principal del grupo.

Él es quien va a dar la estocada al toro, el matador. Con el torso inflado, parece un pincel dentro de su traje de oro y grana bordado por Gita, la mamá de la cuadrilla. Es un hombre piadoso por lo que murmura la oración del matador a la Virgen de la Macarena.

Sale a desafiar el peligro de los cuernos del becerro con una muleta en la mano, aunque su adversario le saque una cabeza y pese 200 kilos. Debatiéndose entre lo caricaturesco y lo verdadero, la corrida sigue su curso. Y en el ruedo, los hombrecillos de luz permanecen haciendo gala de un coraje inusitado.

“La valentía no se calcula en centímetros”, dice Jimmy.

“La grandeza no está en el tamaño, sino en la conducta del hombre. Me siento orgulloso de mí mismo, de mi profesión y de la gente, grande y pequeña, con la que trabajo”. Son nueve de tamaño pequeño, pero, contando a los miembros de la orquesta y a los demás grandes payasos, el grupo está formado por 30 personas.

Jimmy vive desde hace cinco años con una grande madrileña. No tienen hijos. Quizás algún día. Afirma que, aunque su hijo fuese pequeño, no recurrirá a la cirugía que permite estirar los huesos de los brazos y de las piernas.

“Es demasiado sufrimiento para conseguir unos cuantos centímetros más. Además, reparar, significa que algo está mal hecho. Pero ser pequeño no es una enfermedad. Yo soy pequeño, pero estoy entero y soy fuerte”, sentencia.

De hecho, Jimmy no tiene nada de bufón. Impone distancia y respeto con sus silencios tímidos y sus frases cortas. En conjunto, transmite gravedad y seriedad. Aprendió a torear con vaquillas cuando tenía 16 años.

En noviembre de 1998, la cuadrilla de El Bombero realizó una gira por Latinoamérica que la llevó hasta Bogotá. Gracias a ellos, Jimmy descubrió que se puede ser enano y al mismo tiempo desempeñar un oficio noble. Decidió dar un paso más y se presentó al jefe de la cuadrilla, Manolo, que es el nieto de su fundador, Pablo Celis.

Desde entonces, Jimmy recorre España durante el verano y Latinoamérica en el invierno junto a su nueva familia.

“Jamás matamos al toro. Pero el peligro es real. La corrida cómica es la mejor escuela de tauromaquia. Hace falta una gran técnica para realizar los pases al tiempo que se caricaturiza el gesto. Aquí encontré, sin buscarlo, un lugar adecuado a mi tamaño”, dice este gigante en bravura.

En su espectáculo la parodia se convierte en un modelo. Es una parodia de corrida y también una parodia de gente enana. Primero se ríen, pero después reconocen el peligro real. Sus actos heroicos fuerzan la admiración del público. En el espectáculo que tiene lugar ante mí se desarrolla la historia en filigrana de Jimmy y de sus hermanos.

“En un primer momento, los normales se ríen de nosotros. Después, sienten compasión y, si llegan a conocernos, se quedan estupefactos ante nuestra valentía”, resume.

En la corrida cómica, los actores no siempre torean de verdad. Ni logran siempre hacer reír a todos los espectadores. Incluso los que se ríen hasta llorar durante el espectáculo, se alejan de la arena con la sospecha de que lo que han visto no parece real. Hay farsa y crueldad en todo ello.

¿De qué se ríen?

Aquí lo grotesco le pisa los talones a lo sublime, que nos invita a no reírnos demasiado tiempo, ni demasiadas veces ni de una forma excesiva.

“Se puede morir de risa”, dice Jimmy.

Amino de 114, que cumplirá Dios mediante el próximo 15 de diciembre, Joan Riudavets Moll pasa por ser la persona de más edad en el viejo continente.

Hoy sólo le supera otro hombre en todo el mundo, según el libro "Guinness de los Récords", el japonés Yukichi Chuganji, nacido como él en 1889, aunque nueve meses antes.

Como ya ocurriera el año pasado, el presidente del Gobierno, José María Aznar, volvió ayer a visitar al ilustre longevo menorquín, con el que ha hecho muy buenas migas durante todas sus vacaciones en la Isla.

Riudavets ya lo había anunciado con motivo de la celebración de su última onomástica: «Me gustaría invitar a Aznar a comer cuando regrese a Menorca». Dicho y hecho, como debe ser porque ¡hay tantas promesas que se quedan en buenas intenciones!.

En su modesta casita de Es Migjorn, donde reside junto a su hija Paca, su infatigable ángel custodio. Allí, José María Aznar pudo darse el gustazo de charlar con el abuelo de Europa, uno de esos extraños privilegiados que han pisado en tres siglos diferentes.

Pudo marcarse el lujo de volver a abrazar a la historia viva que representa este hijo ilustre de la Isla. El presidente llegó con polo azul, muy bronceado, gracias a las largas jornadas que pasa navegando por la costa, y con semblante relajado y jovial.

Después del ritual de saludos a todos los familiares, Aznar se dirigió a Riudavets para decirle: «Le encuentro estupendo».

Y al tiempo que tomaba acomodo, le preguntó en tono jocoso:

«Bueno, ¿qué hay que hacer?. Me tiene que dar la receta en cuanto se vayan todos estos (por los periodistas)».

Fue entonces cuando aprovechó Riudavets para comentarle en tono pausado que «como de todo, pero muy despacito». Estoy bien, no me duele nada. Turno otra vez para Aznar, que le preguntaba ahora si seguía leyendo el periódico todos los días, a lo que respondió el abuelo con un «sí» rotundo con un inevitable asomo de orgullo en su rostro.

Después, nada de cámaras, ni fotos, ni periodistas. Se quedaron en la intimidad familiar tomando un café con unas pastas. En ese momento Aznar sorprendió al abuelo regalándole dos corbatas, un reloj de pulsera, un monedero y dos llaveros.

A propósito del reloj, le comentó con cierta sorna a Riudavets que cuando cumpla 114 le llamaré para que me diga qué hora es, a lo que éste contestó: «muchas gracias pero no sé si lo voy a poder cumplir», a la par que le daba su «agradecimiento eterno, por la visita y por los regalos. Siempre me acordaré de usted».

Mientras todo esto ocurría, fuera esperaba una multitud de curiosos, alrededor de un centenar de personas, que no se movió durante la hora justa que estuvieron charlando, con exactitud prusiana.

A la salida, la multitud irrumpió en aplausos, mientras Aznar respondía saludando sin ninguna prisa a los presentes. Un grupo de expertos en genética estudia cuál es ese gen que tiene Joan para que los años pasen por él dejándole tan poca huella.

Sus secretos (aunque seguro que nos oculta alguno) pasan por degustar a menudo los pastissets, unos pasteles santo y seña de la repostería de Menorca, junto a una copita de moscatel.

Además, suele echarse sus buenas parrafadas con Morfeo, ya que acostumbra dormir unas doce horas diarias, para tener el cuerpo descansado y la mente fresca.

Su edad le han llevado a ser una persona respetable e incluso famosa, pero él le quita todo el hierro al asunto limitándose a decir que «como tengo tantos años llama un poco la atención, pero nada más».

Aún así ha tenido la oportunidad de retratarse para la posteridad con el Rey Don Juan Carlos, y de ello da constancia el mueble que tiene en el cuarto principal con fotografías enmarcadas. Sin embargo no le produce especial entusiasmo recibir tan conspicuas visitas.

Se trata de un hombre modesto al que la vida le ha regalado demasiadas horas para saber que todo es efímero, que todo pasa y pocas cosas permanecen...

Porque este hombre nacía el mismo año que el primer club de fútbol de España, el Recreativo de Huelva, ya era un hombre hecho y derecho cuando la primera Guerra Mundial se paseó por el planeta en forma de desolación.

Ya estaba cercano a la edad de jubilación cuando el famoso gol de Zarra a Inglaterra en el Mundial de Brasil, en 1950 y tenía la edad de un abuelo octogenario cuando muchos de nosotros vinimos a este mundo. Lo dicho, unos ojos privilegiados.

Los Riudavets han sido bautizados afectuosamente como «la familia Duracel».

No es de extrañar. Un hermano de Joan, Pere, que vive también en Es Migjorn, cuenta con 102 años, mientras que Josep tiene 96, los mismos que contaba su hermana Catalina cuando falleció.

LONDRES

El capitán de Inglaterra, el centrocampista David Beckham, admitió que está continuamente intentando mejorar y añadió que como futbolista del Real Madrid trata de "aprender de los grandes jugadores" que hay en el equipo español.

El capitán del combinado de Sven Goran Eriksson, que regresó a su país para jugar en un amistoso que su selección disputará mañana contra Croacia, fue vendido por el Manchester United este verano al Real Madrid, en donde se convirtió en el último "galáctico".

A su vuelta al Reino Unido, y en una conferencia de prensa convocada el pasado lunes, el internacional se mostró positivo al comentar las primeras impresiones de su nuevo club.

"Siempre busco que mi juego mejore y cuando estás con grandes jugadores, sólo puedes aprender de ellos", explicó Beckham, para el que, "incluso en los entrenamientos, hay cosas que puedes coger de gente como Zidane, Figo, Ronaldo, Roberto Carlos y Raúl".

Pese a que no hace mucho que el inglés se incorporó a las filas del Bernabéu, reconoció que ese breve periodo ha sido suficiente para darle una visión global de la plantilla madridista.

"Sólo llevo unas pocas semanas, pero incluso durante este poco tiempo, empiezo a darme cuenta de los buenos que son", dijo.

En cuanto a su vida en la capital española, tanto el jugador como su esposa, la cantante de pop británica Victoria Adams, se han visto obligados a lidiar con el escepticismo que también acompañó a su llegada: "Me han dicho que los medios de comunicación son bastante duros por aquí y también le resultó difícil a Ronaldo y a Zidane cuando llegaron y durante los 6 primeros meses".

"Pero siento que puedo sobrellevarlo, después del tipo de cosas que se han llegado a decir sobre mí en Inglaterra", agregó el "Spice Boy", que apuntó que no hay muchos jugadores ingleses en el extranjero, y que por ello, su llegada al Real Madrid le resultaba "una experiencia emocionante".

Beckham también habló de su ex técnico, Alex Ferguson, con el que siempre se comentó que podría haber mantenido una relación tirante y el jugador admitió que no ha vuelto a hablar con el escocés desde el pasado 11 de mayo.

"No me acuerdo de cuándo fue la última vez que hablamos, probablemente después del partido contra el Everton (el último día de la temporada anterior). Yo he seguido adelante y así lo ha hecho también el Manchester", señaló.